Martín Pells (Mike Amigorena) y Sol Echagüe (Carla Peterson) son un matrimonio y una exitosísima pareja profesional, juntos conducen el noticiero de Mega News, una cadena de noticias que tiene en él a su máxima estrella. En la intimidad, el matrimonio hace rato que ha dejado de existir como tal. De hecho, se detestan, no se soportan y por si no bastara con eso, él es homosexual. Está en pareja con Tomás (Diego Ramos), el hijo del dueño del canal (Hugo Arana). Ella, por su parte, curte con el cronista del noticiero, interpretado por Walter Quiroz). Así dio inicio anoche, minutos después de las 22.30, Los exitosos Pells, la nueva tira de Telefé producida por Underground.
En una violenta discusión —Pells quiere irse del canal aceptando una oferta de la competencia—, Arana golpea accidentalmente a Pells y, aunque inicialmente lo cree muerto, sólo lo deja en coma.
El destino quiso que, atribulado por la situación, y en medio de una noche lluviosa, Arana atropellara con su auto a un oscuro actor fracasado que, para su sorpresa, resulta ser igual a Pells, sólo que con barba y más hambre. De ahí a ofrecerle tomar el lugar de Pells y que se haga pasar por él a todos los efectos profesionales, hubo un paso. O dos escenas. Primero, la firma del contrato leonino (dicen haber tomado el modelo de contrato de Gran hermano), y luego la "transformación" en Pells.
El ingreso del falso Pells al canal, al noticiero, al rol de periodista estrella, a la vida de Sol y sobretodo a la de su amante, Tomás, serán los nutrientes argumentales del comienzo de esta tira del mismo equipo de "la exitosa Lola", o Lalola a secas. Con producción general de Sebastián Ortega (y su hermano Luis en la dirección de los exteriores), libros de Esther Feldman y Alejandro Maci, y con Carla Peterson, acá compartiendo el protagónico, Los exitosos Pells arrancó con una cuidadísima imagen, mucho "ritmoà televisivo, y la cuota necesaria de arbitrariedad y fantasía que tan buenos resultados le dio al grupo con su proyecto anterior.
El ámbito de canal de noticias, con su rica galería de personajes y mucho placer por jugar a la teleÃ, es el marco elegido para contar otra historia de imposturas, simulaciones y equívocos; clásicos ingredientes todos ellos que, narrativamente bien empleados, si bien no garantizan nada, prometen.
Clarin
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